sistema de sonido activo

Durante las últimas décadas, los fabricantes y diseñadores han desarrollado tecnologías y recursos para aumentar la seguridad y la comodidad de los vehículos. Esos nuevos equipamientos, unidos al refuerzo de la estructura de los coches para una mayor solidez, han dado como resultado automóviles más pesados, cuyo consumo ha sido limitado recurriendo a sistemas de sobrealimentación que permiten reducir la cilindrada.
Todas esas tendencias han tenido repercusión en el ámbito de la conducción deportiva, y junto a un mejor aislamiento de la cabina han hecho más difícil que se escuche bien el sonido del motor.
Puesto que, para muchos usuarios, ese sonido forma parte importante de la experiencia de la conducción, varias marcas han recurrido a los sistemas de sonido activo, que básicamente son dispositivos que reproducen el ruido de un motor a través de varios altavoces instalados en el interior de vehículo.

Lo que generan los sistemas de sonido activo es un sonido «falso», que no se corresponde con el que el motor del coche está realmente produciendo. Eso ha hecho surgir detractores y defensores de una tecnología que, por otra parte, es altamente sofisticada.
Especialistas en sonido llevan a cabo mediciones en las diferentes partes de la cabina para ajustar las frecuencias y lograr que el sonido en el interior sea el deseado. Para ello emplean equipos de ecualización y amplificación, y altavoces en las partes trasera y delantera. En algunos casos, también micrófonos que recogen los sonidos reales del motor.
Mediante una unidad de control se combina el ruido original del vehículo con los sonidos adicionales, y se transmite el resultado a los altavoces.