propulsión solar

La propulsión solar se utiliza en vehículos eléctricos que obtienen la energía para desplazarse gracias a una serie de placas solares ubicadas en la superficie de la carrocería del coche.

Estas placas solares son las encargadas de transformar la energía procedente del sol en electricidad y de generar la propulsión solar. La electricidad generada se puede almacenar en distintas baterías, aunque también el motor puede hacer uso de ella directamente.

Son varios los fabricantes de coches que han instalado sistemas de propulsión solar en alguno de sus prototipos, o incluso en modelos ya puestos en el mercado. Estos vehículos son capaces de generar la electricidad necesaria para desplazar el vehículo, gracias a la energía solar que captan sus placas solares repartidas por la superficie de la carrocería.

La propulsión solar es un método de transporte que ofrece varias ventajas ya que se cuenta con un vehículo ecológico que utiliza una fuente de energía renovable, pero a su vez, también presenta algún inconveniente.

Una de las principales desventajas de la propulsión solar es la eficiencia que es capaz de generar este tipo de energía. Y es que las células fotovoltaicas tienen una eficiencia que no supera el 30% en la actualidad. Esto implica la necesidad de contar con una gran superficie que sea capaz de recargar adecuadamente las baterías del vehículo.

Otro de los inconvenientes de la propulsión solar es que no en todos los lugares se dispone de la suficiente luz solar durante todo el año para ser capaces de utilizar un vehículo en el día a día que opere 100% con propulsión solar.

Por lo tanto, es cierto que la propulsión solar es una energía que ayuda a la sostenibilidad y al cuidado del medio ambiente, pero en la actualidad es muy difícil disponer de vehículos que solo funcionen gracias a ella. Así que una de las mejores opciones es contar con la propulsión solar como fuente de energía complementaria.