Patinado del embrague

La misión del embrague es transmitir el giro del motor a la caja de cambios, haciendo posible el acoplamiento y el desacoplamiento de forma suave y eficaz. En la mayoría de los automóviles modernos, su funcionamiento se basa en la fricción del disco del embrague con el volante del motor. Accionando el pedal correspondiente se puede controlar la intensidad de esa fricción.
Mantener un coeficiente de fricción adecuado resulta, por tanto, esencial para el trabajo del embrague, cuyo mecanismo está sometido a una exigencia muy alta. Si dicho coeficiente se reduce, los elementos de contacto comenzarán a patinar y la fuerza no se podrá transmitir eficazmente. Como consecuencia, el vehículo encontrará dificultades para adquirir aceleración y para ascender pendientes. En particular, resulta habitual que las revoluciones del motor suban al pisar el acelerador sin que la velocidad del vehículo aumente como sería de esperar.

Las causas de este comportamiento pueden ser múltiples.
Si los forros del disco del embrague están muy afectados por el desgaste, la fricción que exige el funcionamiento del conjunto no será la adecuada. El engrase de los mismos forros también causará una pérdida de efectividad en la fricción, al hacer resbalar los componentes de contacto.
El desgaste o daño de algún otro elemento del mecanismo de presión, como la carcasa o el diafragma, es otra de las posibles causas del deslizamiento del embrague. Por último, es posible que exista un mal ajuste del pedal y resulte necesaria una corrección de su grado de holgura.
El riesgo de sufrir el problema puede reducirse montando componentes de buena calidad, empleando los fluidos recomendados por el fabricante y comprobando el ajuste de pedal. También es aconsejable sustituir las piezas del sistema en conjunto, en lugar de hacerlo de forma aislada.