luz trasera/de freno

El sistema de señales luminosas de los coches fue parcialmente inspirado por el que se empleaba en los trenes. Más allá de la necesidad de alumbrar la vía en condiciones de visibilidad escasa, los fabricantes de automóviles entendieron que era preciso instalar luces rojas en la parte trasera en cuanto el tráfico alcanzó cierto volumen.
En la actualidad, el faro trasero de un vehículo ha de ir equipado con diferentes luces, cada una con una función concreta.

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Luces de los faros traseros de un automóvil

Las luces de posición situadas en los faros traseros de un vehículo sirven para que este resulte mucho más visible a los conductores que vengan detrás. Deben conectarse al mismo tiempo que las delanteras.
Las luces de freno deben ir montadas de forma simétrica y activarse cada vez que el conductor acciona el pedal de freno. Son de color rojo y su función es advertir a los conductores que vienen detrás de que el vehículo va a reducir su velocidad.
En algunas ocasiones, las luces de freno están combinadas con las de posición en un mismo dispositivo. La diferencia entre unas y otras está entonces determinada por la intensidad y la brillantez.
Desde hace algunos años es obligatoria una tercera luz de freno. Va ubicada a mayor altura que las otras y, por lo general, en el centro horizontal. Resulta visible en caso de que las inferiores queden tapadas y ofrece una mayor seguridad si se produce una avería en las demás luces.
La función de los pilotos antiniebla traseros es servir de luces de posición de especial intensidad cuando se dan condiciones de visibilidad reducida.
Por último, las luces de marcha atrás situadas en la parte trasera advierten a conductores y peatones de que el vehículo está retrocediendo.