facelift o restyling

Facelift o restyling se puede traducir como rediseño, remodelación o lavado de cara, y se realiza sobre un modelo concreto, conocido y asentado de una marca. El alcance de las modificaciones que supone es muy variable. A menudo se trata de cambios estéticos en el exterior del coche, ciertas novedades interiores en colores o acabados, y, en ocasiones, alguna variación mecánica de poca importancia. No es raro que se renueven los faros, determinados elementos de la defensa, la parrilla o las llantas, así como la consola o el salpicadero.
Una actualización afortunada puede suponer el relanzamiento comercial del modelo, pues lo que los fabricantes buscan con esta práctica es prolongar el ciclo de producción de un modelo cuyas ventas empiezan a decaer. En caso de que existan renovaciones de envergadura en el diseño o en la mecánica, ya no se debe hablar de una actualización, sino de una nueva generación del vehículo en cuestión.

En los últimos años parece existir cierta inclinación de los fabricantes a limitarse, en el proceso de restyling, a la introducción de modificaciones muy leves. Una de las razones podría estar en la conveniencia de consolidar una imagen identificable de marca, lo que se traduciría en una uniformización estética de los modelos de un mismo fabricante. Otra, en las restricciones y limitaciones que para los diseñadores de coches supone tener que ajustarse a una cantidad de normas que no deja de crecer. Las disposiciones normativas para reducir el consumo o aumentar la seguridad estrechan el espacio en el que se han de mover las posibles innovaciones mecánicas o estéticas, y las consecuencias también apuntan a una tendencia uniformizadora.