electrodos de la bujia

La distancia que separa el electrodo central del de masa afecta a la formación de la chispa y a la calidad del proceso de combustión, por lo que ha de estar perfectamente calibrada. En los motores comunes, esa distancia suele superar ligeramente el medio milímetro. Si es demasiado pequeña, la chispa resulta más débil y se produce a una tensión más baja, pudiendo adelantarse el encendido y generando la quema una cantidad de residuo mayor. Si la distancia es excesiva, la tensión que se requiere puede causar un retraso de la chispa o un fallo de encendido, o bien resultar demasiado elevada para la bobina.
También el material, la cantidad y la morfología de los electrodos tienen relevancia para generar correctamente la chispa. Las bujías que cuentan con varios tienen, además, una mayor vida útil, pues la actividad queda repartida entre los diferentes electrodos y su desgaste es más lento.

Los electrodos sufren un desgaste intenso debido al encendido y a la acción corrosiva de ciertos componentes químicos presentes en el proceso de la combustión. Del material en que estén fabricados depende, en buena medida, la duración de su vida útil, y también su mayor o menor capacidad de conducción. El iridio cuenta con gran estabilidad y una alta resistencia, pero resulta muy costoso. Lo usual es que en la fabricación de los electrodos se empleen aleaciones de níquel o de platino.
Por otro lado, el resto sólido de las explosiones conocido como carbonilla puede depositarse en los electrodos. El resultado es una chispa menos intensa y una combustión menos eficiente, llegándose incluso a la ausencia de chispa en casos de extrema suciedad.