bomba de gasolina

Hasta los años ochenta, las bombas de gasolina eran mecánicas, estaban instaladas en el motor y para su funcionamiento eran necesarios un árbol de levas y un diafragma. En la actualidad, se trata de dispositivos eléctricos, más livianos y de menor tamaño, que se suelen alojar en el depósito de combustible. Las bombas eléctricas son también más seguras y pueden trabajar a una presión mayor. Siguen incorporando un diafragma, pero este ya no es accionado por un árbol de levas, sino por un solenoide.
La misión de la bomba es asegurar que el sistema de inyección recibe el combustible, de forma dosificada, por medio de los rieles de los inyectores. Un regulador de presión se encarga de garantizar un flujo uniforme.

Como otros elementos del automóvil, la bomba de gasolina requiere de cierto mantenimiento, y es preciso evitar determinadas prácticas que pueden acelerar su deterioro.
Así, es importante cambiar los filtros de la gasolina cuando sea necesario para impedir su obstrucción. También resulta conveniente confirmar el funcionamiento de la bomba accionando el interruptor de arranque sin encender el motor; de ese modo podrá oírse durante unos instantes el zumbido de la bomba.
Por otro lado, circular con el coche en reserva durante muchos kilómetros puede resultar muy dañino para la bomba de gasolina. Hay que recordar que esta se aloja en el depósito, y que es el propio combustible el que le sirve de refrigerante. Si el depósito está casi vacío, la bomba se quedará sin refrigeración y correrá riesgos de sobrecalentamiento y avería, por lo que nunca es buena idea apurar la reserva del vehículo.