Acelerómetro

El acelerómetro también es conocido con el nombre de sensor de aceleración y su aplicación se dirige principalmente a maquinaria, medios de transporte pesado como trenes y aviones y, en menor medida, hacia automóviles.

El acelerómetro debe su nombre a que puede medir con bastante precisión la aceleración o desaceleración que se produce en el vehículo que cuenta con este sensor.

Si nos limitamos a su aplicación en automóviles, principalmente se encarga de medir la capacidad y eficacia que tienen los frenos del vehículo.

El acelerómetro basa todo su funcionamiento en el efecto de la aceleración sobre una masa, en equilibrio entre dos muelles.

Este efecto se transforma en vibración, oscilación o movimientos en general. Por ese motivo, un acelerómetro es ideal para analizar las vibraciones que puede sufrir un medio de transporte o vehículo, ya sea tanto en alta como en baja frecuencia.

Las vibraciones generadas provocan que la masa comprima el material piezoeléctrico que lleva instalado y genera una carga eléctrica. Así es como se puede registrar el nivel de vibraciones o de oscilaciones que se producen en marcha.

Para los conductores interesados en contar con un acelerómetro, su instalación es fácil, rápida y económica. Además, prácticamente es compatible con todo tipo de automóviles, aunque obviamente ofrecerá mejores resultados en aquellos en los que el análisis de vibraciones sea más importante.

A pesar de su facilidad de instalación, es recomendable contar con un taller con profesionales especializados, dado que la orientación del instrumento debe ser exacta en base al eje principal del vehículo, para poder ofrecer unas lecturas precisas en todo momento.

Los resultados de la medición de datos en tiempo real, se ofrecen normalmente de forma analógica, mediante una aguja móvil que identifica la aceleración que se alcanza en cada momento.

Dado su pequeño tamaño, también se puede integrar con el resto de instrumentos informativos para la conducción, como si fuera uno más.