Tolerancia en el error del velocímetro

Teóricamente, el velocímetro marca con exactitud la velocidad a la que un automóvil se está desplazando. Lo cierto, sin embargo, es que ese aparato no indican la velocidad real, y que el error no se debe a limitaciones técnicas del sistema de medición, sino que es introducido de forma intencionada por los fabricantes.
Los sistemas que antiguamente se ocupaban de mover la aguja del velocímetro eran mecánicos, y necesitaban estar cuidadosamente calibrados para dar buenos resultados. En la actualidad, la medición de la velocidad se realiza con un sensor electrónico capaz de ofrecer una precisión y una fiabilidad mucho mayores.

Si la velocidad indicada por el aparato no se corresponde con la real es básicamente por dos razones:

La primera tiene que ver con la seguridad, pues un porcentaje importante de los accidentes de circulación se producen por exceso de velocidad. Se considera conveniente que los conductores crean que van más rápido de lo que realmente van porque eso hace que el tráfico resulte más seguro. Por ello, la legislación prohíbe que el velocímetro de un vehículo marque una velocidad inferior a la real, pero lo contrario es posible dentro de ciertos límites.

La segunda razón es el extendido empleo de los radares para vigilar la velocidad de los vehículos. Si el velocímetro marcase una velocidad inferior a la real y el conductor fuese multado por sobrepasar los límites de forma inconsciente, el fabricante podría enfrentarse a una demanda. El error intencionado en la indicación elimina ese riesgo para la marca y protege a los conductores de posibles multas.

En general, las legislaciones no aceptan que la velocidad real sea mayor que la registrada en el velocímetro. Sí puede ser menor, y el margen permitido en ese caso suele oscilar entre el 4 % y el 10 % en función de los países y las normativas.»