juego de las valvulas

En un motor existen piezas y componentes de distinta naturaleza y fabricados con diferentes materiales. Todos ellos están sometidos a condiciones cambiantes de presión y temperatura que les afectan de forma también distinta, pues factores como el coeficiente de expansión térmica varían de unos a otros.
Las pequeñas dilataciones térmicas pueden provocar desajustes que es necesario prevenir, y eso resulta especialmente importante en lo que respecta a las válvulas. La holgura establecida para compensar dichas dilataciones es lo que se denomina juego de válvulas.
Las válvulas se encargan de regular el flujo de la mezcla de aire y combustible, permitiendo su entrada y su salida y sellando la cámara durante la fase de combustión. Es fácil entender que cualquier defecto en su funcionamiento puede tener consecuencias serias en el rendimiento del motor.

Las válvulas experimentan dilataciones superiores a las que afectan a la culata y al bloque, y también se dan diferencias entre las válvulas de admisión y las de escape. Estas últimas presentan una dilatación mayor a causa de los gases de escape.
Si el juego de las válvulas tiene un valor inferior al necesario, el tiempo de cierre será más breve y el calor no se podrá disipar adecuadamente. Un sobrecalentamiento de la válvula de escape reducirá su resistencia mecánica, pudiendo incluso llegar a provocar su rotura. El juego insuficiente también puede ocasionar pérdidas de combustible.
Cuando el juego de válvulas tiene un valor demasiado alto, las aperturas son incompletas y el llenado del cilindro con la mezcla resulta deficiente, lo que lleva una disminución de potencia del motor. Por otra parte, el funcionamiento del conjunto se vuelve más ruidoso y la válvula queda sometida a una mayor tensión mecánica.