Inducción

El fenómeno físico de la inducción electromagnética, descubierto por Michael Faraday en el siglo XIX, se ha empleado en el estudio de soluciones tecnológicas para hacer posible la recarga de la batería de un automóvil eléctrico de forma eficiente. A través de un campo magnético, es posible la transmisión de electricidad entre un bobinado emisor y uno receptor situado en el interior del vehículo. De ese modo, la corriente inducida recarga las baterías y hace innecesario el uso de cables.

Pese a que se podría pensar que ese sistema implica pérdidas notables en el proceso de transferencia, lo cierto es que ha demostrado un alto grado de eficiencia y todo hace pensar que su desarrollo jugará un importante papel en la implantación y generalización de la movilidad eléctrica.

Las bobinas emisoras o cargadores de inducción se sitúan debajo de la superficie, por lo que el impacto visual de la instalación resulta mínimo. Por otro lado, es suficiente con que el vehículo se coloque sobre ella para que la recarga se lleve a cabo sin cables, enchufes ni conectores. A la flexibilidad y practicidad de la carga inalámbrica se suman las escasas opciones de que el sistema sufra daños por vandalismo y una menor exposición a las inclemencias meteorológicas.