Arcén

Aunque la función del arcén no es, en general, la de servir de espacio para la circulación, los arcenes transitables pueden ser usados para aliviar el flujo del tráfico en determinadas circunstancias, y para reducir los riesgos y molestias derivados de la presencia de cierto tipo de vehículos en la vía.

Cuando el arcén es apto (por su amplitud y condiciones) para el tránsito, deben circular por él los vehículos de tracción animal, los vehículos especiales que no superen determinada masa máxima autorizada, los ciclomotores, las bicicletas, los vehículos para personas de movilidad reducida y los vehículos en seguimiento de ciclistas. Esa obligación de usar el arcén solo se da cuando el mismo resulta transitable y suficiente (de forma que no se comprometa la seguridad del tráfico) y cuando, además, no existe una vía o una parte de ella específicamente destinada a estos vehículos. En caso de que no concurran dichas condiciones, se deberá utilizar la parte imprescindible de la calzada.

En las normas también se prevé la utilización del arcén (siempre el del lado derecho de la vía) cuando, por motivos de emergencia, resulta la opción menos perjudicial. Así, motocicletas, turismos y determinados camiones podrán emplearlo para circular si, por avería u otras razones, su velocidad de desplazamiento resulta tan baja que su presencia en la calzada puede causar perturbaciones graves.